Estaba triste, no paraba de pensar en lo que había pasado, no podía dejar de pensar en que puede que, no lo volverá a ver. En aquel parque, llorando sobre su foto, solo le quedaban los recuerdos que permanecían en ella, recuerdos que habían logrado parar el tiempo y recuerdos que había vivido junto a él, junto a su padre que hoy por hoy, ya no estaba.
Pensó en cada uno de ellos, y esta vez, en vez de llorar sonrió, cada momento vivido, cada sonrisa dedicada, cada mirada, cada caricia, todo, todo permanecía allí, dentro, tan dentro que estaba en su corazón. Y entonces, se acordó, y empezó a silbar.
Hace 4 años….
Estaban los dos sentados en el parque, el padre miró a su hija, no entendía como había concebido a una mujer tan bella, tan perfecta. Empezaron a hablar y entonces, la miró seriamente y simplemente dijo:
- Si me necesitas silba.
- Si silbase cada vez que te necesito, sería el viento – pensó ella, pero simplemente sonrío y asintió con la cabeza.
Muy buen relato! Besos.
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